Tercera y última parte del Tips and Tricks de PANGEA 1/2. En unos días tendré listo un PDF con toda esta información, y algunas capturas de pantalla.
Blackhole, un antro de perversión.
Así fue. Aunque más por pena que por convencimiento, el gorila me dejó entrar con la falsificación de alta tecnología nasal. El interior del Blackhole era un lugar peculiar. Una morena movía el culo encima de una tarima, mientras varios impresentables miraban y babeaban sin ningún pudor. Yo mismo me habría puesto en ese estado si no hubiese conseguido alejar mis pupilas de esos dos enormes jamones contorneándose. Empecé a preguntar por Shappleton, y un viejo parecía conocerle. Me contó que ya no venía por aquí, que estaba muy deprimido porque le echaron del proyecto PANGEA por culpa de su socio, Martin Stuart. La depresión de Shappleton llegó al punto en que ya no podía “enderezar el rumbo” de su vida sexual. Ni con Viagra. Me pareció interesante el asunto, ya que si conseguía que Shappleton se pusiera cachondo y saliera de su casa para ir al Blackhole, yo tendría vía libre para entrar y recuperar el libro.
Robando ginebra en un puticlub.
Quizás emborrachándolo lo conseguiría. Descubrí que la bebida favorita de Shappleton era la ginebra, y descubrí que la guardaban en el piso superior. Allí subí, y encontré la puerta del almacén cerrada a cal y canto. Entré en una de las habitaciones, y tras hablar distendidamente con un cliente de Susi “revientacamioneros” recogí un condón de la cestita (nunca se sabe cuando hay que usar uno) y salí por la ventana. Me paseé por la cornisa hasta que una enredadera me obstruyó el paso. Tras saltarla, conseguí entrar al almacén por la ventana. Me sorprendí cuando descubrí al camarero durmiendo encima de las botellas de ginebra. ¿No había otras cajas más cómodas en todo el almacén?
Tenía que hacer que se moviera un poco, pero tampoco podía despertarlo porque me pillaría. Así que hinché el condón que había recogido antes, y lo pinché con la chincheta del despacho. El camarero cambió levemente la posición de sus piernas y pude abrir la caja y recoger una de las botellas de ginebra de su interior. Y el tío seguía allí, frito.
Un trato con Charlie.
Me fui del Blackhole. Recordé la pastilla que me intentó colocar Charlie. Era un afrodisíaco, y quizás con él, podría sacar a Shappleton de casa. Pero necesitaba el “material” que a cambio me pedía Charlie. Yo sabía muy bien donde estaba ese “material”: en la cajita de metal que encontré en el sofá del apartamento. Pero el problema es que no tenía la llave. Entonces recordé que la había guardado en la tienda, en una pequeña cajita de piedra, precisamente para que estuviera a salvo. Tras recoger la llave y abrir la cajita de metal, volví a negociar con Charlie. Aceptó encantado el cambio. Me advirtió que NUNCA mezclara la pastilla con alcohol, sino que la tomara solo con agua.
La “Botella-Trampa”.
Eso trastocaba un poco mis planes. Yo pretendía mezclar la pastilla con la ginebra para poner al viejo como una moto, pero no quería matarlo. Así que tenía que cambiar el contenido de la botella. Recordé la fuente que había en la puerta de la biblioteca de la Universidad, y hasta allí me fui. Vacié la ginebra en el macetero de flores amarillas y la rellené de agua de la fuente. Acto seguido metí la pastilla dentro de la botella, y la cerré. Ya tenía la botella trampa para Shappleton.
Ahora solo tenía que dejarla en la puerta de su apartamento. Hasta allí me fui, y tras dejarla en la puerta, toqué el timbre. Oí pasos y murmullos, por lo que me escondí. No tardó Shappleton en abrir la puerta, y tras el cabreo inicial, se puso bastante contento con el regalo que le habían dejado allí. Cerró la puerta. Apenas pasados 5 minutos, salió echo una exhalación, con la frente sudada y un más que aparente calentón encima. Tras salir disparado, yo pude volver a entrar desde la azotea.
Sorpresa en el apartamento de Shappleton.
Una vez dentro, busqué el despacho de Shappleton. Encima de su escritorio no solo estaba el libro que andaba buscando, sino que ¡Había una pieza exactamente igual a la que estaba buscando Stuart! ¡Igual que la que había robado Paula! Tras recoger ambas cosas. La pieza y el libro, escuché un ruido en la entrada. Cuando llegué allí estaba Paula. ¡Era increíble encontrar todo esto en el mismo momento! ¡Demasiado bonito para ser verdad! Paula no parecía muy contenta con la situación, y menos cuando descubrió que Shappleton también tenía en su poder una de las cinco piezas que el proyecto PANGEA buscaba. Estaba muy enfadada porque no se lo había contado, y ella se había jugado el cuello por conseguir una de las piezas de Stuart. Se enfadó muchísimo y se largó, dejándome, como de costumbre, con la puerta en las narices. Ni intenté seguirla, sabía que habría desaparecido.
El paraíso de PANGEA.
Le eché un vistazo al libro de Shappleton. Era realmente interesante. Hablaba de la historia de PANGEA y de la visión que el proyecto tenía de ella. La relacionaba directamente con el jardín del Edén, y con el secreto de la evolución del planeta y del ser humano. Las piezas eran parte de una llave, dividida en cinco trozos, que abría la puerta del paraíso de PANGEA. Allí yacía el secreto de la evolución, el fin último que ansiaba el proyecto PANGEA. Y yo tenía una de esas cinco piezas.
Stuart no me había contado nada de todo esto, aunque no me extrañaba. No le interesaba que yo supiera más de lo estrictamente necesario sobre el asunto. No sabía si debía buscar a Stuart para pedirle explicaciones. Aunque lo que sí sabía que si Stuart descubría que tenía una de las cinco piezas, sería hombre muerto. Decidí seguir buscando a Paula, ya no como una misión, sino como la única manera de continuar con vida. Quizás podríamos formar un equipo, al fin y al cabo, ambos teníamos una pieza.
Cuando llegué a la calle, no había rastro de ella. Aunque había un jugoso billete de 1000 dobols en el suelo. Parecía sospechoso, pero ¡que diablos! ¡Eran mil dobols!
Lo último que recuerdo es mi cara estampándose contra el asfalto, y una silueta oscura delante de mí. Creo que la he cagado bien.
FIN DE LA PRIMERA PARTE
Blackhole, un antro de perversión.
Así fue. Aunque más por pena que por convencimiento, el gorila me dejó entrar con la falsificación de alta tecnología nasal. El interior del Blackhole era un lugar peculiar. Una morena movía el culo encima de una tarima, mientras varios impresentables miraban y babeaban sin ningún pudor. Yo mismo me habría puesto en ese estado si no hubiese conseguido alejar mis pupilas de esos dos enormes jamones contorneándose. Empecé a preguntar por Shappleton, y un viejo parecía conocerle. Me contó que ya no venía por aquí, que estaba muy deprimido porque le echaron del proyecto PANGEA por culpa de su socio, Martin Stuart. La depresión de Shappleton llegó al punto en que ya no podía “enderezar el rumbo” de su vida sexual. Ni con Viagra. Me pareció interesante el asunto, ya que si conseguía que Shappleton se pusiera cachondo y saliera de su casa para ir al Blackhole, yo tendría vía libre para entrar y recuperar el libro.
Robando ginebra en un puticlub.
Quizás emborrachándolo lo conseguiría. Descubrí que la bebida favorita de Shappleton era la ginebra, y descubrí que la guardaban en el piso superior. Allí subí, y encontré la puerta del almacén cerrada a cal y canto. Entré en una de las habitaciones, y tras hablar distendidamente con un cliente de Susi “revientacamioneros” recogí un condón de la cestita (nunca se sabe cuando hay que usar uno) y salí por la ventana. Me paseé por la cornisa hasta que una enredadera me obstruyó el paso. Tras saltarla, conseguí entrar al almacén por la ventana. Me sorprendí cuando descubrí al camarero durmiendo encima de las botellas de ginebra. ¿No había otras cajas más cómodas en todo el almacén?
Tenía que hacer que se moviera un poco, pero tampoco podía despertarlo porque me pillaría. Así que hinché el condón que había recogido antes, y lo pinché con la chincheta del despacho. El camarero cambió levemente la posición de sus piernas y pude abrir la caja y recoger una de las botellas de ginebra de su interior. Y el tío seguía allí, frito.
Un trato con Charlie.
Me fui del Blackhole. Recordé la pastilla que me intentó colocar Charlie. Era un afrodisíaco, y quizás con él, podría sacar a Shappleton de casa. Pero necesitaba el “material” que a cambio me pedía Charlie. Yo sabía muy bien donde estaba ese “material”: en la cajita de metal que encontré en el sofá del apartamento. Pero el problema es que no tenía la llave. Entonces recordé que la había guardado en la tienda, en una pequeña cajita de piedra, precisamente para que estuviera a salvo. Tras recoger la llave y abrir la cajita de metal, volví a negociar con Charlie. Aceptó encantado el cambio. Me advirtió que NUNCA mezclara la pastilla con alcohol, sino que la tomara solo con agua.
La “Botella-Trampa”.
Eso trastocaba un poco mis planes. Yo pretendía mezclar la pastilla con la ginebra para poner al viejo como una moto, pero no quería matarlo. Así que tenía que cambiar el contenido de la botella. Recordé la fuente que había en la puerta de la biblioteca de la Universidad, y hasta allí me fui. Vacié la ginebra en el macetero de flores amarillas y la rellené de agua de la fuente. Acto seguido metí la pastilla dentro de la botella, y la cerré. Ya tenía la botella trampa para Shappleton.
Ahora solo tenía que dejarla en la puerta de su apartamento. Hasta allí me fui, y tras dejarla en la puerta, toqué el timbre. Oí pasos y murmullos, por lo que me escondí. No tardó Shappleton en abrir la puerta, y tras el cabreo inicial, se puso bastante contento con el regalo que le habían dejado allí. Cerró la puerta. Apenas pasados 5 minutos, salió echo una exhalación, con la frente sudada y un más que aparente calentón encima. Tras salir disparado, yo pude volver a entrar desde la azotea.
Sorpresa en el apartamento de Shappleton.
Una vez dentro, busqué el despacho de Shappleton. Encima de su escritorio no solo estaba el libro que andaba buscando, sino que ¡Había una pieza exactamente igual a la que estaba buscando Stuart! ¡Igual que la que había robado Paula! Tras recoger ambas cosas. La pieza y el libro, escuché un ruido en la entrada. Cuando llegué allí estaba Paula. ¡Era increíble encontrar todo esto en el mismo momento! ¡Demasiado bonito para ser verdad! Paula no parecía muy contenta con la situación, y menos cuando descubrió que Shappleton también tenía en su poder una de las cinco piezas que el proyecto PANGEA buscaba. Estaba muy enfadada porque no se lo había contado, y ella se había jugado el cuello por conseguir una de las piezas de Stuart. Se enfadó muchísimo y se largó, dejándome, como de costumbre, con la puerta en las narices. Ni intenté seguirla, sabía que habría desaparecido.
El paraíso de PANGEA.
Le eché un vistazo al libro de Shappleton. Era realmente interesante. Hablaba de la historia de PANGEA y de la visión que el proyecto tenía de ella. La relacionaba directamente con el jardín del Edén, y con el secreto de la evolución del planeta y del ser humano. Las piezas eran parte de una llave, dividida en cinco trozos, que abría la puerta del paraíso de PANGEA. Allí yacía el secreto de la evolución, el fin último que ansiaba el proyecto PANGEA. Y yo tenía una de esas cinco piezas.
Stuart no me había contado nada de todo esto, aunque no me extrañaba. No le interesaba que yo supiera más de lo estrictamente necesario sobre el asunto. No sabía si debía buscar a Stuart para pedirle explicaciones. Aunque lo que sí sabía que si Stuart descubría que tenía una de las cinco piezas, sería hombre muerto. Decidí seguir buscando a Paula, ya no como una misión, sino como la única manera de continuar con vida. Quizás podríamos formar un equipo, al fin y al cabo, ambos teníamos una pieza.
Cuando llegué a la calle, no había rastro de ella. Aunque había un jugoso billete de 1000 dobols en el suelo. Parecía sospechoso, pero ¡que diablos! ¡Eran mil dobols!
Lo último que recuerdo es mi cara estampándose contra el asfalto, y una silueta oscura delante de mí. Creo que la he cagado bien.
FIN DE LA PRIMERA PARTE
3 comentarios:
Hola Leandro, no sé si será el mejor sitio para ello, pero te dejo mis impresiones sobre tu Pangea 1/2 voy a tener que partirlo también en dos, que es demasiado ladrillo el número de caracteres que permite blogger en los comentarios:
Comentario1/2:
Empiezo por los gráficos, de entrada choca un poco la diferencia de estilos de los personajes (tipo cartoon) y de los fondos, más realistas, a medida que trascurre el juego esa sensación se desvanece. El diseño de los escenarios es tremendamente minucioso, con los elementos muy bien integrados (algo que no debió de ser nada sencillo en la tienda), un acabado impecable. En cuanto a los personajes, no escatimaste en los diseños, las animaciones en general muy buenas también (y sin racanear en el número de ellas). Si acaso, por sacar algo, ciertos personajes no parecen guardar las proporciones con el resto (supongo que pretendido en el caso de Paula y la chica del club, para parecer casi pertenecientes a una especie distinta a la de Frantic). Notable en el aspecto gráfico, fuera de lo común en una aventura independiente y gratuita (se nota la habilidad, experiencia y minuciosidad en este apartado). Apuntar para la próxima entrega, que en la animación de Frank caminando en diagonal hacia cámara, parece estar haciéndolo hacia el lado, un detalle a corregir.
En cuanto a la interfaz me pareció un tanto incómoda al principio, hasta que descubrí la función del doble click, todo un acierto su inclusión, dota a la aventura de mucho dinamismo. De todas maneras, en el sistema scumm se podrían haber reducido el número de verbos y principalmente creo que ayudaría mucho que el click con el botón primario sobre los objetos del inventario, tuviera el verbo “usar” asociado por defecto.
Una de las cosas más complicadas de una aventura es conseguir buenos puzles, originales e integrados en la trama, algo que raramente se ve siquiera en las compañías comerciales. Deberías evitar los puzles tipo librarte de un perro simplemente con carne que encuentras en la nevera que hay a su lado, o encontrar sin más una botella de JB en casa y dársela a un borracho para que pueda conciliar el sueño y dejarnos camino libre, en definitiva, los puzles deberían ser más del tipo ginebra que whisky. El de la ginebra creo que está muy bien planteado, sugerido por la información que sacamos de otros personajes y la necesidad de sacar al profesor de casa, hay que superar una dificultad para conseguir la botella y después entra la preparación del brebaje del amor, es un puzle muy completo y entretenido. Con un único pero, fue en la única ocasión que tuve que echar mano de la guía (muy bien escrita, por cierto), lo último que se me habría ocurrido, es hacer explotar el preservativo hinchado cuando lo único que quería era que cambiara su posición y no despertarlo (lo que se me ocurrió fue intentar hacerle cosquillas de alguna manera para que se moviera), supongo que habría dado con la solución (a base de probar todo con todo, algo nada deseable) de haber cogido la chincheta, pero ni se me pasó por la cabeza siquiera que las chinchetas fueran hotspots. Salvo esta pequeña parte, los puzles tienen lógica, que no es poco.
Comentario2/2
De la historia no hay mucho que decir, aunque el juego se llame Pangea 1/2, da la sensación de que en realidad es como mucho 1/4, el jugo que puede dar esta historia está por sacar en la próxima entrega. Esta primera parte es más un Paula's Quest, poco a poco descubrimos algo más de los personajes (buena utilización de los mientras tanto...) y sólo al final se presenta la verdadera trama del juego (acertada decisión la de resaltar partes del texto). Expectante por lo que puede dar de sí todavía Pangea.
Debo agradecerte que no hayas caído de lleno en el humor casposo que acostumbra a acompañar a muchas de las aventuras del panorama español (amateur e incluso profesional). También se libra del continuo desfilar de faltas ortográficas (otro clásico), alguna se coló por ahí (es casi inevitable), quizás la más recurrente, el “fué”, que no lleva acento gráfico por ser un monosílabo (que sólo llevan tilde por razones diacríticas, no es el caso); pero desde luego están en menor proporción que la inmensa mayoría de las aventuras independientes/amateurs.
Se nota mucho el amplio trabajo de testeo, no me encontré con ningún bug gordo que me obligara a reiniciar la aventura o recuperar una partida guardada, está hecha sin ninguna prisa, y éso acaba marcando la diferencia, la precipitación es una mala compañera de viaje que no tuviste. Decir que yo la jugué en Linux, con Wine funciona sin mayor incidencia (como las otras aventuras que jugué programadas en Wintermute). Ah, en el aspecto sonoro nada que comentar, los temas acompañan perfectamente el desarrollo. Otro acierto fue no intentar doblar el juego, a menos que se cuente con un equipo de actores experimentados, es preferible leer, las voces acostumbran a rebajar el nivel del conjunto. Buenos diálogos también.
En definitiva creo que es un muy buen primer paso, estoy seguro de que el aprendizaje de esta primera parte te ayudará mucho de cara a la segunda, que no me cabe duda de que será todavía mejor. Simplemente mandarte ánimos para continuar haciendo aventuras y, por supuesto, agradecerte el rato entretenido con Pangea 1/2.
Saúdos, David_Holm
Hola Lucecugames,
Primero de todo muchas gracias por dar tu opinión, ya que es la primera que recibo de alguien que ha logrado terminarlo. Coincido en ti en muchas cosas, y tienes razón en lo de la simpleza de algunos puzzles. Esto es debido a que esos primeros puzzles los hice sin la historia muy definida, y con nula experiencia, por lo que fueron un poco las pruebas. De cara a la segunda parte, si la hago, sería con una trama de puzzles algo más trabajada.
Me alegro mucho que te haya gustado en general.
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